Mónica Torres |
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218 páginas "[…] en nuestra transmisión, apuntamos al punto 'sujeto' del individuo y al hacer esto nos apartamos de las leyes de la naturaleza, pero también de las leyes de la ciencia. Introdujimos la contingencia y con ella el arte: el arte de juzgar un caso sin reglas preestablecidas. […] A la vez, es necesario balancear 'el nominalismo del sujeto' con lo que vamos a llamar 'el realismo de la estructura'. Es decir, no vamos a descartar por completo el concepto de estructura y de clase. De hecho, vamos a hablar de histeria, de neurosis obsesiva, de fobia. Tenemos que ser nominalistas cuando un sujeto llega a nuestro consultorio ya que tenemos que pensarlo como un individuo singular: se trata de un sujeto que es completamente distinto a cualquier otro. ¿Queremos decir con todo esto que las clasificaciones ya no nos sirven, que no son más que semblantes? No. Las clasificaciones también son necesarias y por eso vamos a elucidar la histeria, la neurosis obsesiva, la fobia en el transcurso de ese seminario, pero nos vamos a mover en un terreno que concierna al sujeto y, a la vez, tenga alguna relación con la clase. […] Las estructuras, como la del lenguaje, no solo son emblantes o artificios sino que también muerden lo real. Si afirmamos que la estructura del lenguaje es real, estamos considerando que no se trata solo de ese momento nominalista, […] de ese sujeto particular, singular, sino que también podemos ubicar con el último Lacan –que ya no habla de clases– tipos de síntomas. […] El último Lacan se va a ocupar del modo particular en el que para cada sujeto se cifra su modo de gozar único e irrepetible!. Mónica Torres
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