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Gerardo Arenas |
96 páginas Un débil mental, una gripe, un cajón, un pito catalán, un humo, un saludo de tu Catalina, una civilización, una jarretera desparejada: esta lista da ocho, pero con Lacan aprendemos que lo que está en juego es siempre el mismo Uno. Así es la Escuela de Lacan. Con la riqueza del saber sobre el pase –esclarecedor pero inútil para que quien lo escucha pueda extraer la lógica de su propio análisis–, la Escuela es un conjunto tan insólito como el conjunto de recién, propuesto por Lacan en el Seminario 19. Del rasgo unario al sinthome, se introduce un colectivo que es lo contrario de la identificación. Fruto de esa nueva cartografía, surgió en 2013 el seminario haun, de la Escola Brasileira de Psicanálise, en plena Buenos Aires Lacaniana. Allí descubrí a Gerardo Arenas, entusiasta participante del evento, quien aportó un comentario preciso e interesante durante la intervención de Éric Laurent. Otros encuentros se sucedieron, y luego un intercambio cotidiano por Facebook. Sí, la comunidad lacaniana está muy viva en las redes sociales. Aquí Gerardo nos brinda este excelente y oportuno compendio. Hace una investigación refinada de las referencias de Lacan y de Miller, conciliando la claridad de su lectura con una reflexión creativa y dinámica, sin caer en la tentación de los excesos universitarios. El libro invita al lector a no retroceder ante la lógica, mostrando cómo ésta es fundamental para Lacan y cómo se hace presente en el tratamiento psicoanalítico. Pero no se trata de la lógica de los matemáticos; un elemento heterogéneo a las letras y símbolos constituye toda la diferencia: el goce. Éste –o sus extravíos en la comedia de los sexos– hace de la lógica lacaniana una lógica encarnada. De la Presentación de Marcelo Veras |
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