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"Difícil no ceder a la tentación de querer leer un libro que anuncia que en su interior nos encontraremos con Delicias de la intimidad. ¿Qué secretos contará? ¿Qué novedades develará? ¿Qué delicados y sofisticados placeres comentará? Pero grande puede ser la sorpresa cuando ya desde el índice, se anuncian sufrimiento, segregación, odio, violencia. La otra sorpresa, no menor, es que este libro es una lectura aguda, compleja, de múltiples citas y referencias sobre Extimidad de Jacques-Alain Miller […]
Ana Ruth Najles, en la Nota al lector, dice que "pescó" una expresión de Miller que leemos en el capítulo 2 de este libro: "Precisamente, esta dimensión de las delicias de la intimidad es lo que se pone en tela de juicio en el análisis. En su fuero más íntimo el sujeto descubre otra cosa […]", dice Miller momentos antes de citarlo a Agustín. Entonces, es en el camino a la intimidad que se recorre en un análisis que las delicias pueden terminar no siendo tales. […]
"Delicias", ¡qué significante! Puesto ahí como señuelo por Miller en el mismo párrafo en el que dirá juicio y tela. Muy difícil no pensar en "El Jardín de las delicias", detallado tríptico del Bosco que se abre y cierra –cual pulsátil inconsciente– con mil y un enigmas. Sabemos que no todas son delicias en ese jardín, del que Lacan mismo se ocupó en al menos cuatro oportunidades.
[…] Creo que el hallazgo que dio título a este libro fue más allá de lo esperado, como lo será la lectura que, de él, cada uno pueda hacer. Espero no haberles contado el final, porque más allá de cuáles sean los finales, en un análisis, como en la vida, a los caminos vale la pena recorrerlos, mejor si estamos advertidos. ¿Será por eso el título del último capítulo?
Buena lectura y preparen cuaderno de notas y lápiz para anotar y subrayar, ¡ah! y, por supuesto, redes y anzuelos".
Del Prólogo de Elvira María Dianno
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