80 páginas
Solo una atenta lectura de la obra de Sigmund Freud, puede permitir –como lo hace Osvaldo Delgado en este libro– extraer las consecuencias del hallazgo provechoso de dos términos distintos para dar cuenta de la aptitud de analista, Eignung y Tauglich (idoneidad profesional y saber hacer), aplicados al nudo de la ética psicoanalítica, pero sin dejar de lado el obstáculo que significan los mecanismos de defensa en la adquisición de dicha aptitud.
No adelantaremos en esta contratapa las conclusiones del autor, pero sí podemos decir que la aptitud de analista implicaría una mutación subjetiva en el marco de la conclusión de la cura del analista, tal y como lo concebía Freud, en el pasaje siempre fecundo de analizante a analista. Paso necesario aunque no suficiente, porque un segundo momento es preciso en la adquisición de esa aptitud, que implica ahora una transmutación pulsional, en un análisis interminable donde deben producirse "procesos de recomposición del yo" como restos fecundos, cuando el desciframiento del inconsciente encuentra su tope. Y es allí donde la neutralidad del analista toma su lugar, como esa subversión del sentido, una "aspiración no hacia lo real sino por lo real" (Lacan, J., Seminario 24).
Leyendo muy precisamente a Freud, O. Delgado apunta a otra manera de decir lo que Lacan ya señalaba como la posición imposible del analista, ya que la verdad está en decir sobre el sexo. Queda entonces un debate abierto y una nueva contribución ineludible a las elaboraciones acerca del pase, ahora en clave freudiana.
Alejandra Glaze
|