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Viviana Fruchtnicht |
La orientación es el síntoma porque el síntoma es lo único que conserva sentido en lo real. Es por esto que el analista puede, mediante la interpretación, intervenir sobre él desde lo simbólico para deshacerlo en lo real. Real que –Lacan no confunde los términos– es lo imposible de simbolizar. El síntoma es entonces lo único que conjuga sentido y real, sentido y goce, semblante y real. Razón por la cual la lógica binaria no es suficiente para dar cuenta del mismo, es necesaria una lógica ternaria. Y es lo que Lacan hace en su última enseñanza. Ahora bien, resulta que Lacan pergeña un aparato: el psicoanálisis mismo es un síntoma. Un síntoma de la civilización. Y lo es porque el inconsciente mismo es un síntoma. Síntoma que la civilización actual intenta desechar en pos de una era –en términos de Eric Laurent– poshumana. Para saber-hacer con este síntoma al analista no le queda más que una posición posible: la de analizante respecto al psicoanálisis mismo. Solo desde aquí es que puede conversar con su partenaire: la civilización contemporánea. No será sin poner en juego el deseo, el amor, y una ética que no puede estar orientada –al igual que el síntoma– sino por lo real. |
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